lunes, 29 de junio de 2009

Ella se cambia de cuarto




Ella se está cambiando al cuarto de su casa cuya ventana da al exterior; de modo que sería más fácil llevarle la serenata que no le llevé durante los casi tres años en que fuimos novios.

Ella me ha escrito por correo electrónico para preguntarme si tengo un libro suyo que no encuentra. De paso, me informa de que, en el movimiento las cosas que mudarán de habitación, encontró una nota que yo le escribí. Mas no dice qué hará con todas las notas que le escribí, ni qué lugar ocuparán en su nuevo cuarto mis cartas, mis regalos y mis fotos… nuestras fotos… de ella. Fotografías donde aparecemos juntos enmarcados por el amor que nos profesábamos como lo hacen todas las parejas de novios que se toman fotos juntos quizá para constatar que se ven bien juntos o que no importa verse bien si prevalece el “juntos” o, tal vez, para tener testimonio gráfico de la relación y recordar, cada vez que sea necesario, quién es el receptáculo de nuestro amor…

¿Qué lugar del nuevo cuarto ocuparán nuestras fotos? Dudo mucho que en el nuevo cuarto tenga lugar la estampa de la relación extemporánea de una pareja de novios que no son tal desde hace poco más de dos semanas.
Ella se cambia de cuarto; yo he tenido que cambiar de rumbos, de planes, de piel y de futuro… Claro que no se lo digo en la respuesta a su mail. Como tampoco digo que la extraño a mares, que he pasado los lluviosos días tristes sin ella. Despistando a la soledad con el ruido, las compañías, los proyectos y el consumo de diversas sustancias que adormecen todo menos su recuerdo…

Que me cuesta trabajo sonreír de a de veras; que en mi piel bullen en las ganas de su piel… que la casa está repleta te ella y de nada sirve salir a la calle porque toda ella está en mí y, a donde vaya va su fantasma…
Nada de eso le dije en la respuesta a su mail. Me limité a ser cortés, felicitarla por su mudanza e informarle de que no tengo su libro.
Olvidé pedirle, en posdata, que revise bien debajo de su cama, o detrás del armario, o en algún cajón y, si encuentra mi víscera cardiaca, por favor me la devuelva.





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