jueves, 11 de diciembre de 2008

¡Virgen santa!





Doña Julia que es mi madre, tiene, como primer nombre el de “Guadalupe”; de modo que mañana me toca hacer el rol de buen hijo y, de paso, el de buen guadalupano… Es que alguien, en algún momento la convenció de que a las “lupitas” se les celebraba como si fuesen la encarnación misma de la del Tepeyac. Así que, ya estando en éstas, para entender por qué tanto rollo, tuve a bien documentar un poco el objeto de la celebración marimorena mientras entono “La guadalupana” y, el que será el hit de mañana cuando lo proponga: “¿Qué le pasa a Lupita?”

El 12 de diciembre de 1542 la virgen de Guadalupe hace su aparición en la colina del Tepeyac, lugar que era dedicado al culto a Tonatzin (“nuestra madre”), diosa azteca de la fertilidad. Es Juan Diego, un humilde cargador indígena (tameme) el elegido para testimoniar dicha aparición. De esta manera –parafraseando a Carlos Fuentes quien, a su vez, parafrasea a Octavio Paz-, el pueblo indígena es transformado, por las autoridades españolas, de hijos de la mujer violada (la chingada) en hijos de la purísima virgen.
Fue la mejor ocurrencia -según Carlos Fuentes- de fray Juan de Zumarraga, segundo virrey y primer arzobispo de México, para lograr una reconciliación entre el pueblo indígena indignado por su condición de conquista; un pueblo cuya madre –su tierra- fue literalmente violada. De esta manera, la virgen de Guadalupe (a quien, por cierto, algunos peregrinos indios la llaman aún Guadalupe Tonatzin) es un consuelo para el indígena quien poco a poco, cerrado así el proceso de conversión católica, irá olvidando a las antiguas divinidades femeninas relacionadas siempre con la idea de fertilidad, al encontrar el regazo de una madre que no necesita ser fértil para adoptar a los huérfanos del “Nuevo Mundo”; una virgen que además es, como todas las vírgenes, la representación de santa María, madre de Dios. A quien, curiosamente, en el rezo se le pide que ruegue por “nosotros los pecadores”, siendo que la idea de vivir en pecado fue instalada también por los españoles.

Con esto me relajo un poco y voy saboreando los cristalinos tequilas que mañana inaugurarán el “Guadalupe Reyes” ¡Salud!
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

lo peor de todo es que no invita..y por si fura poco le debe a la titis dos vasos jeje...chale que buena peda gracias sr...y disculpe las molestias de la mañana siguiente

Svetlana dijo...

yo no soy católica ni cristiana pero guadalupana hasta la médula

salucita sr rojas