domingo, 28 de septiembre de 2008

Maldita Tesis

He llegado a pensar que existe una maldición alrededor de la manufactura de una Tesis de licenciatura.

“Hagas lo que hagas, al final la tesis no te resultará tan fácil de realizar. Te autoboicotearás, te surgirán propuestas de trabajo, te reencontrarás con amigos, el sexo opuesto no te negará los honores y todo para que tú no puedas concluir tu trámite académico de titulación”

Algo así debe versar la maldición que hace tiempo provocó un estudiante soberbio al desafiar a los dioses y, como castigo a su desacato, le impusieron el castigo de entregar una tesis para titularse… pero la maldición no es entregar la tesis, no. La maldición radica en la gran serie de impedimentos que surgen al rededor de tan noble intención. Por ejemplo, llevo aquí ya más de cuatro horas; he revisado correos, he chateado, ya contesté a quienes me han escrito, quedé con el Comandante Collado para vernos y de la tesis no he avanzado nada. Y eso que ya la terminé… Me encuentro en el periodo en el que puedo tardar en entregarla tres días, o tres semanas, o tres meses o tres años ¡o treinta! Definitivamente en la tesis hay una maldición… “La tesis maldita”. ¡Maldita tesis!
Terrible noticia: "El BEBETON se pospone hasta nuevo aviso"
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jueves, 18 de septiembre de 2008

"Vivir" de Mario Benedetti y bebetón





El Bebetón será este 4 de octubre.




Conduciré a lo largo de ocho horas continuas que durará el evento. Siempre quise ser conductor de esos que cuentan chistes antes de anunciar los espectáculos, así que mi sueño se ha hecho realidad. Aunque no falta quien ya me dice que soy como Lucerito… lo cual, quizá no sea tan alejado de la realidad, si es preciso lloraré para llegar a la meta prospectada: $35,000.ºº es lo que costará el parto de Marlene.
Juro, públicamente, que el bebe no es mío. Es de mi amigo Cristian Talavera, quien se quedó medio fregado por los sepelios de su padre y de su suegra ¡Ambos este año! Caray, no soporto que le vaya mal a la gente buena y, créanme, Cristian y Marlene, son gente muy buena. Su bebita nacerá en diciembre, se llamará Fátima y desde ya, una bola de troveros la estamos esperando. Por ella se ha armado este Bebetón que busca recaudar los fondos necesarios para el parto.
Ofrecerán concierto Salvador Aviña, Arturo Pérez Tejada, mi quimosabi Moisés Olvera, Urkel, un servidor y muchos más. Habrá sorteos, rifas, venta de chelas y piscolabis. Estará rebueno y es por una noble causa. Vayan todos.

4 de octubre a partir de las 12:00 hrs. en Gregorio López y fuentes núm. 297 col. Villa de Cortés. Entrada $50.ºº.
Seguiré informando.


Entre otras cosas, el pasado catorce de septiembre, Mario Benedetti cumplió ochenta años. Por tal motivo, a modo de homenaje -y dedicado a Fátima, quien a partir de diciembre comenzará a enterarse de lo que es vivir-, pongo aquí un poema que me encontré por ahí; parece pertenecer al más reciente libro del poeta uruguayo Testigo de uno mismo.



Vivir


Vivir es una loca maravilla
una proeza llena de promesas
con enigmas que viven en la sombra
y canciones que son como banderas

vivir es trasladarse poco a poco
envueltos en el aire y el paisaje
sabiendo que a la vuelta de la esquina
todo es sencillo
nada es memorable

y sin embargo en esa mansedumbre
esa dulzura
esa tolerancia
hay secretos que son para esconder
en los bolsillos y pliegues del alma

vivir es una suerte a corto plazo
aprovecharla es nuestro compromiso
no importa qué fantasmas nos espíen
si al fin uno está en paz consigo mismo

hay que saber vivir con utopías
y con otras variantes de esperanza
y disfrutar lo mágico del beso
al menos siete veces por semana.








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miércoles, 10 de septiembre de 2008

Llanta ponchada y el fin de la mala racha.



Parece ser que ahora sí, por fin, la racha de mala suerte ha terminado... pero no lo diré porque lo hice a mediados de del mes pasado y pareció, más bien, que invoqué todo lo contrario.

Fue el primer día de clases en el ISEE, lugar donde imparto la materia “Comprensión y producción oral y escrita del español”. Salí de casa gustoso, animoso y brioso; curioso por conocer a mi segunda generación de alumnos, muy decidido a dejar detrás la mala racha de julio (ver nota del 4 de agosto de 2008). Cuando de pronto, percibo el golpeteo monorrítmico del neumático frontal izquierdo que llegó al ISEE sin aliento… o sea, ¡Se me ponchó una llanta, chingamá!

Es verdaderamente triste asistir al espectáculo de una llanta ponchada (sobre todo si se trata del vehículo automotor de uno) Es, en toda la extensión de las palabras, “desanimante” y “desalentador”. Vamos por partes.

El ánimo es aquello que llevamos dentro a modo de energía funcional: ánima, también conocida como “alma”. De modo que estar desanimado es estar sin alma… así que, mientras estemos vivos, por más tristes que nos encontremos, no podríamos estar desanimados. La metaforización metonímica queda clara cuando decimos, por ejemplo, que “Gómez es el alma de la fiesta” ya que consideramos que él mantuvo viva la reunión. (Bien por Gómez)

En el caso del desaliento que genera ver una llanta ponchada, me refiero al aliento como ese aire vital que también es conocido como alma…como “soplo divino”; ese que Dios insufló en la nariz del hombre de barro para llenarlo de aire vital y hacerlo andar. Los griegos le llamaban pneuma al alma, al aire vital; soplo divino o hálito que el ser lleva dentro. De hecho la palabra neumático, está formada por el lexema neuma, para hablar del alma, del aire de la llanta. Así que mi llanta ponchada estaba sin alma, vacía de neuma, sin aire y, por ende, muerta.

¿Comprenden ahora mi “desaliento” y mi “desánimo”? Y, si recordamos que para Freud el alma no era sino la psique del ser, puedo decir que una llanta ponchada provoca la fuga de la psique, lo cual sería una locura...
Después de dar mi clase, con mangas dobladas y manchas de aceite procedía al cambio de llanta, lo cual me llevó a pensar en la utilidad de todo tipo de refacciones: para subsanar de inmediato cualquier tipo de “desanimos”.

Sacar la llanta de refacción, usar el gato hidráulico que mágicamente, cual hechizo Harrypoteresco, eleva al vehículo; dar vuelta a los birlos… Mancharse de grasa, sudar… es ahí cuando un hombre se convierte en hombre. Cambiar una llanta debería incluirse en todo rito iniciático donde, al ritmo de tambores tribales, el aspirante a hombre demuestre que está listo.

Comenté en la nota del lunes 4 de agosto de 2008 que mi vehículo es una ecosport Optimus Prime de esas que llevan una concha en la parte trasera donde suele ir la llanta de refacción. Comenté también que en el choque me destrozó tal concha el taxista que conmigo se estampó, avería que el seguro del taxi pagó, de modo tal que la “agencia” me repuso la concha rota, y después de tres semanas de “auto-secuestro (este juego de palabras pretende ser un chiste)” me devolvieron mi coche con una concha nuevesita… misma que perdí en el segundo piso del periférico dos días después del cambio de llanta. No atornillé bien la puta concha que, por el retrovisor vi abandonarme esa madrugada.

De modo que la mala racha se prolongó al grado de que he comenzado a considerar la no racional (y a quién le importa la razón después de tantos picoteos de mala suerte) posibilidad de ir a que me hagan una limpia.
¿Conocen a algún especialista en limpiatologías?
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viernes, 5 de septiembre de 2008

No le demos tiempo al tiempo

¿Para qué quieres darle tiempo al tiempo
si tiempo es lo que al tiempo sobra?

¡Quítale tiempo al tiempo!
porque aunque pase mucho tiempo
el tiempo siempre tiempo tendrá,
y a ti, por más tiempo que guardes,
siempre es tiempo lo que te va a faltar.

No dejes que el tiempo pase sobre ti
sin que tú pases de vez en cuando
por encima del tiempo.

Tira,
pierde,
aprovecha,
goza,
regala,
agota,
quema,
usa,
o
haz
tiempo

Cada quien es libre
de creer que es libre
de hacer con sus cosas
lo que quiera.

Comencemos por pensar que es nuestro
nuestro propio tiempo
y tomémoslo,
responsabilicémonos de él;
no lo abandonemos
Y ya, por favor
¡No le demos tiempo al tiempo!





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