lunes, 31 de diciembre de 2007

Después de la lluvia sobre adoquines

Sale el vanidoso sol
a reflejarse sobre los cienes de espejitos
que la lluvia dejó esparcidos sobre las calles del centro de Tlalpan.

Por algún lugar
habrá de estar tensándose el arco de mil arcoiris que no vemos
y alguna coladera
se alimenta con el intempestivo riachuelo urbano que lleva,
como peces,
basuras inquietas que saltaron de displicentes manos.

De tanto mirarse
el rubio vanidoso se acabó ya los espejos
y los peces de aluminio, plástico y polietileno
son la caries de fauces de fierro,
peces quietos, peces más que muertos.

Nuevamente
las banquetas son estrenadas por pares de pasos viejos
y un microbús que de gente vacía va repleto,
se desliza con prisa
pero lento
sobre los adoquines de la calle de Madero.

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