sábado, 18 de abril de 2009

Los fabulosos Fabulosos Cadillacs en el Palacio de las Rebotes




Envejecidos, mas no por eso menos fabulosos, los Cadillacs ofrecieron el pasado 14 de abril un concierto dentro del marco de las actividades artísticas del Jhony fest 2009.
Tuve a bien asistir debido a la generosidad del destino que hizo a la doctora Collado cambiar sus planes de ir con el potencial galán que, a final, no calificó. De modo que la doctora Susy Collado me dio, como espléndido regalo de cumple, su boleto y el boleto que correspondía al potencial galán que al final no calificó lo cedió al comandante Collado con quien acudí al Palacio de los Deportes a saltar y corear las consabidas rolas de los Fabulosos…

¡Pinche sonido de mierda! Solo hay una forma de calificar la sonorización del recinto: De la chingada. Retumbar y rebotar el sonido es la característica particular del “Palacio de los Rebotes” ¿Cómo es posible que se gaste tanto en la producción de concierto de rock condenado, de antemano, a sonar mal debido a la estructura ideal para una pésima acústica que tiene el lugar.
Dice el comandante Collado que el pasado concierto de noviembre 2008 en el Foro Sol, sonaron mejor. No lo dudo ni un poco. Uno, como es fan, ubica las rolas porque las sabe, condición previa que, de no existir eliminaría toda comprensión auditiva. Me dieron ganas de haber asistido drogado para poder culpar a la alteración de mis sentidos… pero ni borracho me pusieron las dos chelas que, dentro del recinto, ingerí.
Sin embargo, la embriaguez que sí experimenté (y que, por cierto, me ayudó a sobrellevar la mala situación sonora) fue la de nostalgia. Al igual que varios de mis contemporáneos he sido marcado con alguna (o algunas) canciones de los Cadillacs. No sé por qué contuve las lágrimas cuando Vicentico, después de la introducción que hizo con harmónica, empezó:
Basta,
basta de llamarme así
…”
Afortunadamente, no tenía crédito en el celular porque, de lo contrario, hubiera provocado a las fuerzas del destino marcándole a la exnovia innombrable para que escuchara:

Vamos mi cariño que todo está bien
Esta noche cambiaré, te juro que cambiaré
Hace diez años que escuché y gusté profundamente de “Calaveras y Diablitos” convirtiendo en himno aquello de

No quiero vivir sin antes haber amado
pero tampoco quiero morir de amor

La banda sonora del capítulo de mi vida hace diez años, cuando recién terminaba la secundaria luego de la desgarradora ruptura con la dama con quien viví durante un año, el tiempo en el que todo lo dejaba por la música, el teatro o cualquier cosa porque lo que tenía merecía ser dejado por cualquier cosa… esa época tendría como música de fondo:
Yo a vos no te creo nada, ¿cómo vas vos a creer en mí?
Universos de tierra y agua me alejan de vos


Y ahí estaba compartiendo con miles de almas, miles de historias, miles de vidas… el milagro de que a uno le cuenten su pasado con trompetas a ritmo de rock latino.
¡Por eso me encabrona la pésima acústica del Palacio de las Rebotes! Pero como a Vicentico no parecía importarle, yo tampoco hice mayor aspaviento… Ahora estoy herido. Me dio un zarpazo la nostalgia. Estoy feliz pero herido. Planeando hacer las paces con el pasado, el mío. Mientras voy silvando “Vasos vacíos” con la certeza de que mi vida, las elecciones tomadas, los logros y fracasos son todo “Esto” que

parece… verdad para mí…
verdad para mí.
Sólo para mí
.

2 comentarios:

NANO dijo...

.:.

pero no está mal hablar de una buena banda por la "nostalgia" que nos produce mas de lo que nos pueda producir algo nuevo?

.:.

Anónimo dijo...

tsssss....ya estamos viejos eh