lunes, 9 de mayo de 2011

Como de paseo en la alameda






Apenas voyme reponiendo de los festejos del Jhony fest 2011. No me queda claro si me excedí en la celebración de mi cumple trigésimo primero o si la edad que actualmente tengo y me tiene, me impide ya los desplantes de hacer fiestas tan prolongadas que el mismo Charlie Sheen se sorprendería. En fin, despedí mis treinta muy contento: trabajando y produciendo; y recibí mis treinta y uno del mismo modo, así que estoy feliz, lleno de ocupación y de proyectos que van caminando como de paseo en la alameda: sin prisa y sin pausa, disfrutando el recorrido.




La promoción del disco “Factor Caravana” sigue a —casi— todo lo que da; con presentaciones en Tepoztlan, Taxco y ciudad de México se va contando la historia, en concierto teatralizado, de Jhony Begood Rojas Jackson Travolta Tercero y Wondy. Las presentaciones más cercanas serán en el CEPE de Ciudad Universitaria el 20 de mayo a las 13:00 hrs., y el 25 en la Universidad Pedagógica Nacional a las 13:00 y 18:00 hrs. Posteriormente se va el disco a Cuba junto con la presentación del libro de cuentos ilustrados Malparaíso; esto debido a que mis amigos Osvaldo y Daniel, me invitan al festival de narración oral que se llevará a cabo del 7 al 13 de julio en la ciudad de la Habana. Allá estaré cantando, contando y encantándome con la isla que visité en el 2004. Seguramente llevaré también al personaje de Jhon Esparragou con el que narré la historia imaginaria de cómo fue que me hice Cuentacuentos al enamorarme de “Colombina”, sirena que no quiso salir del mar para vivir conmigo las historias que cuento… Este espectáculo lo presenté en el Museo del Chopo, en el C.C.U. y en Tlatelolco dentro de la programación de “Regaladores de palabras” durante abril y mayo con resultados muy, muy gratos.





Entre otras cosas, voy saliendo de una profunda depresión (de esas que suelo yo coleccionar) y que afortunadamente, como siempre, está sirviendo de combustible para la generación de textos que devendrán en canciones, poemas, guiones y relatos… La tristeza vase disolviendo y sólo queda la ya bien conocida melancolía, compañera fiel, que siempre me espera al emerger de los llantos y dolores de la obnubilación que, para no variar, vuele a ser producto del recurrente desamor… Ni hablar, así es esto de arriesgar por las ficciones de amar… Valió la pena. Siempre vale la pena porque el simple hecho de haber vivido intensamente hace que todo valga la pena: la alegría, la ilusión, la manifiesta capacidad de seguirse enamorando hacen que siempre valga la pena. Descubrí que todavía me quedan muchas lágrimas y que no despreciaré nunca la oportunidad de vivir quijotescamente a la menor provocación. Y no sólo en el terreno del amor, “dulcineizando” a las rústicas pastoras, sino también luchando concientemente contra molinos de adviento (ja) y, concientemente, “viendo el mundo como debería ser y no como es”, ignorando a Frestón cuando, con sus encantamientos, me quiere hacer pensar que “el mudo es sórdido y ajeno”; que la inmundicia y la corrosión están “coladas” en la fiesta. No es cierto, la vida es hermosa, a color o en blanco y negro, la vida es la película perfecta y, en el reparto acá estamos, y estaremos: provocando al futuro, conspirando a favor de la felicidad, cumpliendo, a voluntad, la leyenda personal.





Con una declaración y dos certezas cierro esta no-nota:



1) La vida es un juego y a mí me encanta jugar los diferentes roles y por eso los juego en serio, intensamente y a plenitud.



2) Nada, nunca es para tanto.



3) Todo es para bien.




¡Ya tengo mis boletos para el concierto de Joaquín Sabina!
Espero no volverlos a perder. Jajajajajajajajaj (Ver nota del 16 de abril de 2010)








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2 comentarios:

Adriana P dijo...

Me da gusto que tengas nuevas perspectivas. Te mando un besote y un abrazo, muchacho.

Anónimo dijo...

Sí que ha andado paseado, mi buen Jon. Y yo aquí paseada por su blog (sorprendente que lo sostengas entre tanta actividad creativa y recreativa) pues siempre es grato e inspirador para una aprendiz de letras que olvida a cada momento cómo empezar. Gracias por compartir, creo que la última vez que te vi, a pesar de que me ayudaste a colocar mis cortinas, lancé un comentario feroz sobre tu autocrítica del abdomen. Creo que somos coetáneos y en parte sólo me proyecté, vi en ti lo mío. Un saludo afectuoso con enorme gusto de saber que sigues creando y andando el camino.