jueves, 15 de noviembre de 2007

Sueños son

.- Cuéntame, Sergio Edmundo, ¿qué más pasaba en tu sueño?
.- No, Shere, te digo que está muy bizarro…
.- ¿Cuántas veces te he dicho que bizarro quiere decir valiente, generoso, lúcido, espléndido…? No es correcto que uses esa palabra para a referirte a incoherente, anómalo, descontextualizado…
.- Ay ya, señorita corrección, mejor no te cuento nada.
.- No, no. Sígueme contando. Entonces soñaste que legalizaban el aborto. ¿Y luego?
.- …Mamá cocinaba cuando el tarado ese que da las noticias a gritos dijo: “despenalizan el aborto”…
-¡Sergio Edmundo! –clamó mi mamá.
Fui a la cocina pensando que me hablaba para cenar cuando de pronto un zarpazo con el cuchillo gin zu rasgó mi playera dejando un surco de sangre a la altura de mi abdomen. Mamá estaba como cuando mató a esa rata ¿recuerdas? En su gesto había una mezcla de odio y repulsión…
Eufórica corría tras de mí con cuchillo gin zu en mano haciendo gala de habilidades samurai que no le conocía. Entre zarpazo y zarpazo gritaba frenética: ¡Ya legalizaron el aborto, ya lo legalizaron! ¡Despenalización, ya no hay pena!...
Empapado en sudor me arrojé, en cámara lenta, por la ventana. Los cristales rotos sólo me arañaron un poco y la vertiginosa caída al pasto me torció el pie derecho…
.- Vives en plata baja ¿no?
.- Sí. …Después corrí, corrí… Corrí por calles sucias llenas de gente que vendía clones de DVD que no se veían bien…
.- ¿Por qué eran piratas?
.- No. Claro que eran piratas. Pero estaban mal grabados, ¡maldita sea! Y yo, corriendo por las calles, era el personaje de la película en el televisor del clonero. Quería ver que más me iba a pasar pero ¡No se veía bien, maldita sea! Se oían las risas del cine, se veían sombras de gente acomodándose en las butacas… Golpeé el televisor y se rompió con la tercera descarga de mi puño. El clonero me exigió que lo pagara, yo no tenía dinero, nunca tengo dinero. A lo lejos venía mamá agitando en el aire el cuchillo gin zu. Huí. Corrí a toda velocidad; ahora también me perseguía el clonero arrojándome CD’s como si fueran letales estrellas de ninja; intentaba esquivarlos mientras corría pero la grasa de las frituras a las que soy adicto empezaba a salírseme por la herida y me hacía resbalar, así que, perdiendo el equilibrio, fui presa fácil de los letales CD’s ninja. Estaba a punto de desplomarme, no podía más. Entonces al dar la vuelta en una esquina… ¡Lo más extraño de mi sueño! Aparecí de pronto en la plancha del Zócalo en donde había dieciocho mil personas desnudas. Todas sobre el suelo en posición fetal... En eso desperté.
.- ¿Así nada más? ¿Sin desenlace?
.- Sí, como un clon mal grabado que de pronto ya no se ve.
.- ¿Y qué hacían ahí los encuerados en posición fetal?
.- Iban a ser abortados pero el experimento falló. Precisamente por la misma razón que mamá no ha querido comprender: la ley no es retroactiva.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusto, me gusto. Está cotorro y además: aprendí, interesante convinación.