jueves, 15 de noviembre de 2007

Talión me ha dado Algarabía

El pasado 10 de septiembre de 2007 tuvo lugar en el museo Franz Mayer la presentación del primer título de la colección “algarabía” El libro de las palabrotas, publicación que compila sesenta y dos artículos aparecidos en diversos números de la revista que da nombre a tal colección.

En El libro de las palabrotas se encuentran juguetonas reflexiones sobre el origen, el significado, el uso y azuzo de palabras ribombantes como ergástula, oligofrénico, onicofagia y muchas más. Quienes conozcan la revista cuyo slogan: “genera adicción” ha convencido a varios lectores, ya sabrán qué esperar de este primer título. Quienes no la conozcan pueden tener un primer contacto con el tono, el estilo, y la forma de los malabares semánticos de “algarabía” a través de El libro de las palabrotas; después, buscar la revista que ahora es mensual ya que, definitivamente, “algarabía” es una revista que todos aquellos de lengua inquieta deberían conocer.

A la presentación fui, compré mi libro de las palabrotas y me dediqué a buscar los canapés y el vino -aunque siempre llegan después y no antes de la presentación, yo insisto-. De pronto vi una mesa donde un sujeto se anotaba en una lista haciéndose acreedor a un sobre, cortesía de algarabía. Dos dudas abrieron su capullo en mi interior: 1.- ¿Cuál es el contenido de ese sobre misterioso? y 2.- ¿Por qué a él le dan uno y a mí no?

Mi indagación detectivesca me ayudó a enterarme de que esa mesa era el registro de prensa y el contenido del ahora cotizado sobre era un boletín, un c.d. y dos números de la revista que genera adición. No lo pensé dos veces, aquél par de algarabías… tenía que ser mío. Con una determinación que envidiaría Bruce Willis llegué a solicitar mi sobre; y con mirada seductora que al parpadear decía “Tienes, nena, lo que busco” le pregunté a la chica distribuidora:

-¿Necesitas mi gafete?
-Mmhh. ¿De qué medio vienes? -Pensé en decir Reforma, Milenio, Jornada, Canal 11, pero recordé la hojita que circula por los pasillos de la fac y conteste:
-Talión revista independiente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
-Ah… pues nada más apúntate.

Puse mi nombre, correo y, por su puesto el nombre de Talión para quien desde ese momento soy corresponsal…
Y pensar que en algún momento sólo imaginé la utilidad de Talión en alguna emergencia sanitaria… Hoy Talión me ha dado dos números de la revista algarabía y la satisfacción de ir cargando el sobresote para que la concurrencia notara que yo era de prensa a la hora de las relaciones públicas en el momento triunfal del vino y los canapés.

No hay comentarios: