domingo, 9 de marzo de 2008

Égloga I

églogas pachecas.
escrividas por Palurdo

Égloga I
AL VIRREY DE NOPALES
Personas: Ficticio, Rumoroso


El dulce lamentar de dos pachecos, Ficticio juntamente y Rumoroso que al estárselas tronado en las islas de la Facultad de Filosofía y Letras, compartían hazañas, penares y un carrujo de mota tamaño familiar.

FICTICIO.- No mames ca’ ¿Apoco si le diste la carta que le escribiste sin conocerla?
RUMOROSO.- Si, Ficticio, hermano mariguano, pero mi penar es tan penoso que de ahora en adelante podrás llamarme: Rumoroso el penaroso.
FICTICIO.- Pues suelta la lengua y cuenta, después de una fuerte aspiración, a mí tus penas, que soy receptáculo de tu tribulación.
RUMOROSO.- Receptaculito, mi buen, de cariño.
FICTICIO.- (Aguantando el humo) No mames.
RUMOROSO.- Pues mira, te conté que al mirarla en la Cafe de la Fac de Filos, su belleza fue la inspiración de ocho cuartillas que mi puñetero puño le dedicó sin saber siquiera el nombre suyo. Armándome de valor, después de nuestra pachequiza del viernes pasado, la encuentro ca’, en el aeropuerto y, teniendo su carta en la mochila, presto me animé a dársela, pa’ ver si ella se animaba a prestármelas. Pero he comprobado con no poco dolor del alma mía, la falsedad de aquel dicho ilusorio: “Verbo mata carita”… Pasé la semana entera buscándola y hoy la hallé encontrándome a la vez su indiferencia y su desdén. ¡Salid, ni pedo, lágrimas corriendo!
FITICIO.- Calma Rumoroso, no nades tus niñas en tan leve y vano dolor. Que peor puede ser que te hagan caso.
RUMOROSO.- ¿Qué me dices ingrato, te burlas de mi mal?, tú de amor no sabes nada.
FICTICIO.- Como cualquiera sé lo mismo yo. He de contarte que también hice llegar mis cartas a la dueña de mis ansias, la émula del sol con ojos que imitan el color de esa hermosa mota oaxaqueña; que cursa se Letras Inglesas la carrera, por quien osé faltar más de una vez a clase de Mariana Ozuna privándome del merecido taco de ojo que nos brinda al escribir en la pizarra.
RUMOROSO.- Qué bien dices lo de la pizarra; con tal de verla explicar con tiza pase por imbécil al preguntar más que cualquiera. Pero bien valía la pena. ¡Salud por ella!
FICTICIO.- ¿Por mi Galatea?
RUMOROSO.- No qué va, por Marianita Ozuna, y por el siglo XIX que por ella lo amo más que nunca. Pero cuenta ahora tus congojas que de tanto yo hablar ya te has bebido media chela.
FICTICIO.- Pues al dar mi carta a quien previamente había dado el corazón, recibí al día siguiente, por respuesta, su gratitud y su adiós. Me dijo que le había gustado, mucho por cierto, que le había removido el atole de la emoción y que por eso mismo prefería alejarme de su vista para no tentar a la infidelidad con quien su novio es hoy. Por ello la he perdido, inclusive su amistad me negó sabiendo que mis intenciones, aunque amistosas, ofrecían lascivia a borbotón.
RUMOROSO.- Qué mal, mi buen Ficticio; qué mal, mi buen cabrón.
FICTICIO.- Hubiera preferido que mis líneas no le agradaran tanto, mas cediera al capricho de mi tentación.
RUMOROSO.- Yo hubiera preferido que se mochara.
FICTICIO.- Eso mismo he dicho yo.
RUMOROSO.- Hablo de la mía.
FICTICIO.- De la mía hablo yo. Mas, mejor hubiera sido que se mocharan las dos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajajajajaja por marianita ozuna jajajajaja
se va a enojar samuel ehhh