viernes, 16 de mayo de 2008

Discurso de fin de curso

La coordinadora del departamento de idiomas me negó el permiso para hacer nuestro “convivio” de fin de curso; así que tuve que hacer uso de ciceroneanas herramientas retóricas para lograr persuadirla… “Que sea la última vez” sentenció la jefa.

Quise realizar la celebración de este convivio porque es casi un crimen ignorar tantos motivos de festejo. En primer lugar, que ustedes y yo finalicemos un ciclo académico, ya que el cierre de de un ciclo siempre debe celebrarse; como hacían los antiguos al celebrar el ciclo de vida. Y la muerte de un periodo es condición de posibilidad para el inicio y nacimiento de otro… La semilla deja de ser semilla para ser tallo, el tallo deja de serlo para llegar a ser árbol y, en el mejor de los casos, dar frutos… Del mismo modo, los alumnos del 1ero A de Filosofía dejan de ser de primero para convertirse… en alumnos de segundo…

Celebramos también el habernos conocido; porque el encuentro de seres en el mundo es siempre un suceso impresionante… que no siempre nos da la posibilidad de apreciarlo en su justa dimensión. En esta ocasión tuvimos el tiempo suficiente para conocernos, reconocernos, compartir. Espero que algo hayan aprendido de lo que yo les compartí dentro y fuera del programa… Puedo decirles que de ustedes he aprendido; sobre todo de aquellos que también se animaron a compartir.

¡Andrés, silencio! Ah perdón, sé que no estabas hablando. Es la costumbre.

Celebramos, espero que ustedes tanto como yo, mi primer año como profesor. Había impartido cursos y talleres pero nunca una asignatura de dos semestres… de modo que son ustedes mi primera generación de alumnos…, gracias a los cuales podré comprobar, en el futuro, la frase esa de que “echando a perder se aprende”

Nos seguiremos encontrando por acá, lunes, miércoles y viernes, en el seminario. Si se asoman a mi clase me verán fastidiando alumnos… Ojala un día alguno de ustedes, me detenga por el pasillo para decirme: “profe, ya leí el quijote” o “profe, ya leí el Buscón” o bien, otro en particular ojala me diga: “profe, ya leí”…
Si eso pasa, podremos ratificar, ¿verdad Eduardo?, que “Los objetivos del curso se cumplieron a cabalidad”

¡Aito, no te vayas, todavía no acaba la clase! Perdón, otra vez la costumbre.

Para finalizar quiero decirles que ayer vi la película “Hellboy” y me acordé de ustedes… No porque sean unos “pequeños diablillos”… sino porque esa mala película me dio la buena frase con la que cerraré este curso de Comprensión y Producción Oral y Escrita del Español:

“¿Qué es lo que hace a un hombre?
No el lugar de donde venga, no su apariencia.
Lo que hace a un hombre son las decisiones que toma”

Tomen buenas decisiones, muchachos.

Willi, tenías razón, los voy a extrañar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ahi de usted si no los hecha a perder bien ehhh

Anónimo dijo...

Bravo (aplausos)!!
Muy chido lo último.
Puedo preguntar algo? Aunuqe ya lo estoy haciendo: ¿crees que haya una fuerza, una energía, algo así como un Dios?

Anónimo dijo...

Gracias colega tu maestro de niños, Yo maestra de jóvenes de maestría y el sentir de los dos hacia los alumnos es el mismo.

Anónimo dijo...

Sin comentarios, bueno, sólo uno: muy buen discurso