martes, 29 de julio de 2008

El paraíso entero

A Fa



Él y Ella caminan tomados de la mano cruzando el paraíso. Él habla vehementemente sobre los encuentros, las coincidencias y los racimos de sucesos que han de acomodarse para que dos miradas se encuentren por casualidad. Ella lo escucha como si sus oídos fueran dos esponjas que se beben las palabras. No se cuidan los pies de pisar los charcos; los pasos de ambos no tienen prejuicios y, al pasar sobre los espejos que la lluvia dejó regados, hacen temblar la luz sobre ellos reflejada. Él y Ella son dos almas transportadas por dos cuerpos que caminan tomados de la mano cruzando el paraíso. De pronto Él se detiene y Ella no precisa explicaciones; como un rito ya sabido le ofrece la cintura que Él tomará y sus brazos son el abrazo que une los cuerpos que adivinan la piel despierta debajo de la ropa húmeda. Él toca la espalda, el cuello, la nuca. Enreda los dedos de su mano derecha en el cabello de Ella quien, a su vez, lo aprisiona con sus brazos que parecieran decididos a no desprenderse nunca. La boca de Él le besa el cuello, su nariz le bebe el aroma como si quisiera despojárselo y los labios de Ella buscan los suspiros de Él y van dejando un rastro de besos sobre su oreja, sus mejillas, sus pómulos, su barba. Él echa hacia atrás la cabeza para que sus pupilas enfoquen mejor el rostro de Ella, donde la luna cuelga su luz. Se miran. Los ojos intercambian las almas, se reconocen los ojos como buenos amigos y se ven cada cual frente a su propio espejo pero no saben los ojos estarse quietos, quieren verlo todo y ven los labios, las cejas, ven la cara y si pudieran verse los ojos a sí mismos sin la ayuda de otros no se verían tan dichosos. Después de los grandes sorbos de mirada, sus parpados cierran con llave para conservar en la memoria lo más posible al tiempo que el magnetismo de los labios al llamarse, a punto está de hacer nacer un beso. Él y Ella se besan y por un momento sólo existe el beso como si fuera posible un beso sin labios de cuerpos que transportan almas. Beso va creciendo como las ondas de un estanque nacidas de una piedra que hace “posh”; abarca el entorno inmediato, las jardineras, los pastos y las jacarandas que en primavera no son nada tímidas. Abarca el paraíso entero y donde acaba y empieza lo demás también lo abarca.

El beso de Él y Ella duró varios siglos. O varios segundos, a la eternidad le da lo mismo. Después, tomados de la mano, se volvieron sombras alejándose del lugar donde quedaron tatuadas en el aire las caricias. Nuca notaron que una catarina estuvo posada en el hombro de Él; después, en el cabello de Ella, durante el breve recorrido que hicieron tomados de la mano cruzando el paraíso.
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La entrevista prometida a Garardo Ziwl está lista. No pude subirla la semana pasada porque en casa no tengo internet no sé debido a qué. Tendré que reponer la entrada de la semana pasada.
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3 comentarios:

Cicuta drinker dijo...

Vaya al bar, camarada, recuerde que tenemos chelas muuuy pendientes.

Anónimo dijo...

ahi mi vida !! jajajajajajjaa saludeme a FA cuando la vea y es urgente que nos veamos para unas chelas y estrenar el depa..salud(os)

rapunzel dijo...

saludos Marmota Azul. Te conocí en Mérida hace como.. unos meses.