martes, 4 de noviembre de 2008

de viva voz, a la muerte







Está presente, siempre, a cada paso,
la llevamos debajo de la piel;
es la amante más puntual y más fiel;
y nunca niega a nadie su regazo.

Pinta las vidas de oscuro en un trazo,
corta de tajo al actor su papel;
se ríe de quienes van a tropel
creyendo que escaparán de su abrazo.

Ya llegarás por mí, muerte implacable,
para darle a mis dos ojos negrura
y dejar a mi guitarra si su uña.

Pero mi voz deja eco inevitable,
tu negra presencia no me tortura;
más negra es mi tinta que hoy te rasguña.






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La ilustracion es de la autoría de Luis René Gómez Ortiz, quien hizo esta calavera sin más utencilio que sus manos.

1 comentario:

amargancia dijo...

O sea que no andaba muerto, sino de parranda. Hace algun tiempo coincidimos en un taller de composición en un pent house de la Escandón, ja. Y ahora llega a mi correo una invitación a tu chow tragicómicomusical, bueeeno, no se cómo llegué a tus direcciones de correo o tú a las mías... en fin, enhorabuena y ¡que siga la mata -de vida y de creatividad- dando!